Vienes de la pobreza de las casas del Sur, de las regiones duras con frío y terremoto que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte nos dieron la lección de la vida en la greda.
Eres un caballito de greda negra, un beso de barro oscuro, amor, amapola de greda, paloma del crepúsculo que voló en los caminos, alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
Muchacha, has conservado tu corazón de pobre, tus pies de pobre acostumbrados a las piedras, tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma: en su cielo tu madre sigue lavando ropa con mi madre. Por eso te escogí, compañera.