Yo soy borracho. Me ****** el vino luminoso y azul de la quimera que pone una explosión de primavera sobre mi corazón y mi destino.
Tengo el alma hecha ritmo y armonía; todo en mi ser es música y es canto, desde el réquiem tristísimo del llanto hasta el trino triunfal de la alegría.
Y no porque la vida mi alma muerda ha de rimar su ritmo mi alma loca: aun más que por la mano que la toca la cuerda vibra y canta porque es cuerda.
Así, cuando la negra y dura zarpa de la muerte destroce el pecho mío, mi espíritu ha de ser en el vacío cual la postrera vibración de un arpa.
Y ya de nuevo en el astral camino concretará sus ansias de armonía en la cascada de una sinfonía, o en la alegría musical de un trino.