Ay, sólo un hombre y una mujer en la noche, bajo la lluvia! Los transeúntes pasan en la sombra hacia el silencio sin fin. Y yo estoy solo, muriendo y muriendo en cada palabra que no digo, en un rincón oscuro donde no llegan las estrellas.
Digo que es triste ver el rocío temblando sobre las rosas, y que el alegre canto de los pájaros es triste también. Yo estoy solo y tú estás lejos, y la noche nunca termina. Ah, morir de pronto, mirando el árbol que crece en cada hoja verde!
Sí, es inútil amar, y es inútil recordar y olvidar tantas cosas pequeñas. Y morir es más terriblemente inútil aún. Y, sin embargo, por las calles húmedas, en las noches de otoño,
otro hombre y otra mujer se dirán las mismas palabras fugaces y eternas. Y yo habré muerto. Y seguirá lloviendo en estas noches dulcemente tristes, cuando se cierran las ventanas y las muchachas suspiran sin saber por qué.