Diré que junto a un árbol resplandece una hoguera, y que estará encendida mañana igual que ayer... En invierno y otoño, verano y primavera, arde esa hoguera loca sin que deje de arder.
Le dio sus hojas secas el árbol corpulento; después, las hojas verdes, y los gajos quizás... Y aunque es mayor la llama cuando la sopla el viento no importa si arde pronto, porque ilumina más.
Y no importa si el árbol no tiene flor ni fruto, porque muere en el sueño de una muerte feliz: y cuando falten ramas para el fugaz tributo, convertirá en cenizas, su tronco y su raíz...
Mas, si alguien no comprende la verdad escondida en la hoguera implacable y en el árbol sin flor, yo le diré que el árbol que se quema es mi vida, y que la hoguera es el amor.