Tu amor arde en la sombra como una llama lenta, como la luz de un faro, que oscila en la tormenta.
Perdida como el aire de la tarde en el trigo, todo lo que me dejas también se va contigo.
Perdida como el agua que salta de la fuente, porque siempre es la misma y siempre es diferente;
y quizás tú te vas sin saber que te has ido, como un golpe de viento, con un rumbo de olvido. Yo he visto como el árbol recobra lo que pierde, pues por cada hoja seca le brota una hoja verde;
pero también el árbol verdemente feliz se seca hasta la copa si muere la raíz. Tu amor se va en la sombra como el agua de un río, pero si el agua es tuya quizás el cauce es mío.
Tu amor es una alegre fugacidad de espuma que se nutre del viento y en el viento se esfuma.
Pero es como una rama que florece, querida, ver crecer en tus ojos una desconocida:
Ésa, recién llegada de tu ensueño o tu hastío, nace en tu corazón, pero viene hacia el mío;
y si tú, como el agua que se va de una fuente, siendo siempre la misma, puedes ser diferente,
yo, embriagado en tu vino con distinta embriaguez, pensaré que eres otra, ¡para amarte otra vez!