Érase un verde bosque de eterna primavera, y érase un niño iluso que vagaba al azar... El niño entró en el bosque siguiendo una quimera; entró en el bosque... y nadie lo ha visto regresar.
Érase un mar sereno, de tan hondo que era, y érase un nauta loco que vio un día aquel mar... El nauta aborrecía la paz de la ribera; empuñó el remo... y nadie lo ha visto regresar.
Mujer: comprende el símil. Yo también quise un día penetrar el secreto de tu melancolía, y me perdí, y no pude regresar.
Porque en tus ojos verdes se extravió mi destino, como el niño en el bosque, como el loco marino en el mar.