La vida pasa; la vida rueda... Quizás se aparten tu alma y la mía, pero el recuerdo nace y se queda... Y aunque el deseo no retroceda y nuestra llama se apague un día, mientras yo pueda soñar, y pueda regar mis sueños en la vereda de la armonía, tendré la dulce melancolía de aquellas frases entre la umbría y aquellos besos en la alameda.