Esa mujer que ya no va conmigo, más que un amor, fue una costumbre mía. Y alguien podrá entenderme cuando digo que a veces me acompaña todavía esa mujer que ya no va conmigo. Nadie ha podido detener el viento ni transformar en júbilo una pena.
Se va el amor y cambia el sentimiento, y aunque alguien haga florecer la arena nadie ha podido detener el viento.
Lo que pudo durar toda la vida se convierte en espuma de repente. Y el alma se nos queda entristecida cuando se va definitivamente lo que pudo durar toda la vida.
Esa mujer que ya no va conmigo supo crearme una ilusión extraña. Y alguien podrá entenderme cuando digo que a veces todavía me acompaña esa mujer que ya no va conmigo.