Mañana será nunca para todos los días. Y lloverá en un sueño, sin lluvia y sin soñar. Y yo iré alguna noche por las calles vacías mientras tú vas con otro por la orilla del mar.
Ya casi estás ausente. Qué importa este momento, aunque llueve en la tarde, para ti y para mí; porque las hojas secas que se van en el viento nos dicen que hay amores que se fueron así...
Mañana estaré solo. Dios no querrá que llueva, porque estaré más solo si llueve y tú no estás. Después, serás el nudo de una corbata nueva, o una esquina de menos, o una cana de más.
Así será. Qué importa si lo callo o lo digo. Pero cuando no llueva, lloverá en mi canción. Y al pensar que mañana ya no estarás conmigo, van cayendo hojas secas sobre mi corazón...