Los navegantes se bambolean sobre las rutas que en los inéditos mares rubrican las carabelas. Las cuerdas vibran ante las ráfagas que hinchan las velas, y el agua ruge cuando entreabre sus hondas grutas.
Gajos que muestran púrpuras y otros de extrañas frutas prometen costas donde el inicio de sus estelas. Cual roncos órganos, truenan las olas sus cantinelas, peinando en tanto sus cabelleras verdes e hirsutas.
De su invisible coro de liras y de violines la brisa aclara las voces tímidas en los confines donde la niebla teje su espesa malla inquietante.
Las naves pasan, como un desfile de solitarios que aún exorcizan los espectros de los corsarios sobre la ruta que trazó a siglos el Almirante!...