Muchacha de una noche de viento y hojas secas, que una sonrisa tuya pobló de mariposas, como si aún recordaras tus últimas muñecas junto a un hombre lejano que olvidó tantas cosas...
Muchacha de una noche de cigarrillos lentos, cuando quedó en la mesa la flor de tu corpiño: Tú eras la pastorcita de los libros de cuentos, y yo fui el niño triste que no supo ser niño.
Muchacha de una noche para el amor errante, cuando crece el otoño con su vaho profundo, y el alma es el navío de un solo tripulante que despliega sus lonas al viento de otro mundo.
Muchacha de un noche: yo pienso todavía que hubiera sido hermoso que nunca amaneciera, ahora que, fatalmente, comienza un nuevo dia, que ha de ser, para tantos, otro dia cualquiera...