Ya no está bien que mi cabeza cana me haga más viejo -tristemente viejo-, o suspirando al pie de tu ventana.
No van bien las flores mustias y lozanas, y atiende esta razón como un consejo, pues lo que en este instante es disparate lo irá guardando el tiempo mañana.
Digo aquí que los besos y las rosas son cosas para siempre, pero cosas que en los labios marchitos no van bien.
Y ahora quédate en paz y satisfecha, pero apunta mi nombre y esta fecha que tú, algún día, lo dirás también.