Y cerraré los ojos para siempre, algún día y habrá noches de estrellas que ya nunca he de ver y cantará otra boca lo que cantó la mía, cuando pasan las nubes en el atardecer.
Y habrá polvo en los bordes de la copa vacía donde exalté mi ensueño y aturdí mi placer. Y en las tardes de otoño lloverá todavía, para que otro hombre triste recuerde a otra mujer.
Todo será lo mismo, y a la vez diferente, habrá rosas y besos naciendo dulcemente y un niño sin infancia caminando hacia el mar...
Y yo seré la sombra de un viajero tardío que quiso ser el cauce donde pasara un río, y fue solo una nube que no volvió a pasar.