Te propongo un pacto de amor trascendente a la sombra de un árbol y a la orilla de un río: te propongo que nos enamoremos locamente en estas últimas tardes sentimentales del estío...
Ah querida, que hermoso debe ser ese amor diferente ese gran amor prematuramente tardío, y después separarnos, saludándonos cortésmente, sin agravios, sin resentimientos y sin hastío.