Tendido sobre el lecho veo allá lejos, mis pies. Si, yo soy este largo animal fatigado que reposa. Yo soy yo hasta esos dedos retorcidos e inútiles de allá abajo. Este es mi cuerpo. Este es mi animal.
Yo le busco el manjar preferido, cuando tiene hambre. Cuando tiene sueño, le permito echarse a dormir. Ah, sí, lo nutro, lo abrigo, lo defiendo celosamente, porque es mi animal.
Y aunque a veces trata de imponerme extraños caprichos, y se releva contra mí si le cierro la puerta, yo amo pacientemente este largo animal saludable, este gran macho que suda y ronca mientras yo sueño.