Triste es saber que nuestra vida es sólo interminable adiós que, como un cuervo trágico, aletea en nuestro corazón; que cada paso nuestro, deja algo más que una huella en pos, algo que ya no vuelve a nuestra vida, que para siempre huyó; que lo que es hoy sonora melodía o encantada canción, será mañana cual rumor de hojas que el viento sacudió... Y en esta hora de melancolía, sufro el hondo dolor de preguntarme inútilmente, cuánto me durará tu amor... Que yo bien sé que cual la brisa deja sin perfume a la flor; que como el mar al fin borra la estela que un buque le dejó; que cual se desvanecen los colores de las flores, al Sol, y que como la alquimia del otoño trueca en oro el verdor, el nuestro en nuestras vidas obra el paso igual transformación, dejando despertares donde sueños y hastío donde amor... Y tengo mucho miedo de esa hora que puede sonar hoy, cuando al besar tus labios, sólo el frío responda a mi calor... Y yo tengo mucho miedo de ese hastío que puedo sentir yo, que robará a mis ojos el miraje azul de la ilusión... Y, en esta hora de melancolía, sufro el agrio dolor de no ignorar que un día, quizás pronto, nos diremos adiós...