Veinte años, amiga. Y hoy al verte de lejos, evoqué a la muchacha gentil de mi canción. Y aprendí, en un suspiro, que vamos siendo viejos, aunque nunca envejezca del todo el corazón.
Veinte años, amiga. Y al decir "veinte años", mi corazón añade: "separado de ti..." Y pensar que hoy nos vemos igual que dos extraños; y saber que las rosas se marchitan así...
Veinte años, amiga. Cómo duele el olvido. Pero las cosas pasan y queda la ilusión; y, aunque con tu belleza, tu juventud se ha ido, tú sigues siendo joven y bella en mi canción...