Ahora vestiríame de músico por verle, chocaría con su alma, sobándole el destino con mi mano, le dejaría tranquilo, ya que es un alma a pausas, en fin, le dejaría posiblemente muerto sobre su cuerpo muerto. Podría hoy dilatarse en este frío, podría toser; le vi bostezar, duplicándose en mi oído su aciago movimiento muscular. Tal me refiero a un hombre, a su placa positiva y, ¿por qué nó? a su boldo ejecutante, aquel horrible filamento lujoso; a su bastón con puño de plata con perrito, y a los niños que él dijo eran sus fúnebres cuñados. Por eso vestiríame hoy de músico, chocaría con su alma que quedóse mirando a mi materia... ¡Mas ya nunca veréle afeitándose al pie de su mañana; ya nunca, ya jamás, ya para qué! ¡Hay que ver! ¡Qué cosa cosa! ¡qué jamás de jamases su jamás!