Como horribles batracios a la atmósfera, suben visajes lúgubres al labio. Por el Sahara azul de la Substancia camina un verso gris, un dromedario. Fosforece un mohín de sueños crueles. Y el ciego que murió lleno de voces de nieve. Y madrugar, poeta, nómada, al crudísimo día de ser hombre. Las.Horas van febriles, y en los ángulos abortan rubios siglos de ventura. Quién tira tanto el hilo; quién descuelga sin piedad nuestros nervios, cordeles ya gastados, a la tumba? Amor! Y tú también. Pedradas negras se engendran en tu máscara y la rompen. La tumba es todavía un **** de mujer que atrae al hombre!