De todos los laberintos el mejor es el que no conduce a nada y ni siquiera va sembrando indicios ya que aquellos otros esos pocos que llevan a alguna parte siempre terminan en la fosa común
así que lo mejor es continuar vagando entre ángulos rectos y mixtilíneos pasadizos curvos o sinuosos meandros existenciales / doctrinas en zigzag remansos del amor / veredas del desquite en obstinada búsqueda de lo inhallable
y si en algún momento se avizora la salida prevista o imprevista lo más aconsejable es retroceder y meterse de nuevo y de lleno en el dédalo que es nuestro refugio
después de todo el laberinto es una forma relativamente amena de aplazar cualquier postrimería
el laberinto / además de trillada metáfora frecuentada por borges y otros aventajados discípulos y acólitos del rey minos es simplemente eso / un laberinto / cortázar se quejaba / entre otras cosas / de que ya no hubiera laberintos pero qué sino un laberinto es su rayuela descreída y fértil
forzado a elegir entre los más renombrados digamos los laberintos de creta samos y fayum me quedo con el de los cuentos de mi abuela que no dejaba vislumbrar ninguna escapatoria
en verdad en verdad os digo que la única fórmula para arrendar la esquiva eternidad es no salir jamás del laberinto o sea seguir dudando y bifurcándose y titubeando
o más bien simulando dudas bifurcaciones y titubeos a fin de que los leviatanes se confundan
así y todo el laberinto es tabla de salvación para aquellos que tienen vocación de inmortales el único inconveniente es que la eternidad / como bien deben saberlo el padre eterno y su cohorte de canonizados / suele ser mortalmente aburrida