El cadalso y carlota corday los alinearon en la habitual arruga de la historia pero danton robespierre marat no se miran ni se dirigen la palabra
la muerte esa inasible que fuera su cofrade y su enemiga los recorre con dulce escalofrío en tanto que la fama los satura de himnos desafueros y retórica
matarifes o mártires pródigos o inclementes jacobinos o nada entrañables o impíos bonne nouvelle o fetiches patronos de la luz o del terror
blandieron la justicia como fiebre el amor cual relámpago la excepción como regla y la revolución ese eterno entrevero como última acrobacia inevitable
no obstante hace dos siglos bregaron deliraron murieron con urgencia no sin antes mostrar al resto de los tiempos lo frágiles que eran la cerviz los poderes y sin embargo esos huéspedes o anfitriones del peligro marat danton y robespierre no se hablaban ni se miraban o al menos no se hablaron ni se miraron hasta que de las nuevas arrugas de la historia emergieron artigas y martí y sandino y el che y otros abuelos y bisabuelos cándidos
y al abrazarlos sin hacer distingos de a poquito los fueron persuadiendo de que todos lucharon por el hombre el pobrecito duende de este mundo