Viene contento el nuevo la sonrisa juntándole los labios el lápizfaber virgen y agresivo el duro traje azul de los domingos
Decente un muchachito. Cada vez que se sienta piensa en las rodilleras murmura sí señor se olvida de sí mismo. Agacha la cabeza escribe sin borrones escribe escribe hasta las siete menos cinco. Sólo entonces suspira y es un lindo suspiro de modorra feliz de cansancio tranquilo.
Claro uno ya lo sabe se agacha demasiado dentro de veinte años quizá de veinticinco no podrá enderezarse ni será el mismo tendrá unos pantalones mugrientos y cilíndricos y un dolor en la espalda siempre en su sitio. No dirá sí señor dirá viejo podrido rezará palabrotas despacito y dos veces al año pensará convencido sin creer su nostalgia ni culpar al destino que todo todo ha sido demasiado sencillo.