Madrid quedó vacía sólo estamos los otros y por eso se siente la presencia de las plazas los jardines y fuentes los parques y glorietas
como siempre en verano madrid se ha convertido en una calma unánime pero agradece nuestra permanencia a contrapelo de los más
es un agosto de eclosión privada sin mercaderes ni paraguas sin comitivas ni mitines en ningún otro mes del larguísimo año existe enlace tan sutil entre la poderosa metrópoli y nosotros pecadores afortunadamente los árboles han vuelto a ser protagonistas del aire gratuito como antes cuando los ecologistas no eran todavía imprescindibles
también los pájaros disfrutan ala batiente de una urbe que inesperadamente se transforma en vivible y volable
los madrileños han huido a la montaña y a marbella a ciudadela y benidorm a formentor y tenerife
y nos entregan sin malicia a los otros que ahora por fin somos nosotros un madrid sorprendente casi vacante despejado limpio de hollín y disponible en él andamos como dueños tercermundistas del arrobo en solidarias pulcras avenidas sudando con unción la gota gorda
el verano no es tiempo de fragor sino de verde tregua
empalagados del rencor insomne estamos como nunca dispuestos a la paz
en el rato estival la historia se detiene y todos descubrimos una vida postiza pero cuando el asueto se termine volverán a sonar las bocinas los gritos las sirenas los mueras y los vivas bombas y zambombazos y las dulces metódicas campanas durante tres fecundas estaciones nadie se acordará de pájaros y árboles