Alguna vez hubo una dicha. El hombre aceptaba el amor y la batalla con igual regocijo. La canalla sentimental no había usurpado el nombre
del pueblo. En esa aurora, hoy ultrajada, vivió Ascasubi y se batió, cantando entre los gauchos de la patria cuando los llamó una divisa a la patriada.
Fue muchos hombres. Fue el cantor y el coro; por el río del tiempo fue Proteo. Fue soldado en la azul Montevideo
y en California, buscador de oro. Fue suya la alegría de una espada en la mañana. Hoy somos noche y nada.