En mi rincón le insuflo a mi fagote vientos de libre poesía.
Vale, vale la pena: (como no brinquen multitudes en algarabía -bárbara tribu diapreada de achiote- y aunque no salten soledades de Góngora y Argote...):
¡surta clara, serena, sincronizada, esbelta Arquitectura, Música pura, libre Poesía!
En mi rincón le insuflo a mi fagote vientos de libre poesía!
Vale la pena, vale: y así chillen don Pánfilo, don Zote, doña Carraca, doña Chirimía: ¡toda la trinca! todo el cotarro! El zafio lote! ¡como apruebe la Onfale cuya rueca devano, Esfinge Obscura, sóla Aventura, mía Fantasía!
En mi rincón le insuflo a mi fagote vientos de libre poesía.
Vale, vale la brega: ¿muy ronco el timbre para el flébil estrambote de mi Balada? ¿muy áspera la voz? ¿la melodía muy tosca? ¿a los oídos es azote mi troya nocharniega?
¡no me importe!: si ríspida y si dura, de ésa sólo se cura la Musa mía!
En mi rincón le insuflo a mi fagote -don Pánfilo, don Péndolo, don Zote, doña Carraca, doña Chirimía- vientos de libre y pura y de díscola y recia poesía.