«Fazañas imposibles obré con esta daga, al favor de la noche y en trágicos suburbios, una vez que fui pícaro... Recuerdo -como en turbios sonambulismos donde una luz naufraga- que fui taimado pícaro: Don Lope de Aguinaga!
»Locas andanzas venusinas! Francachelas en que la sangre dialoga con el vino, después de heroicas tremolinas! Raptos de adustas damas... gentucilla de toga! Raptos de las amantes de alto Marqués o Doga...! De nobles y pecheras, monjas y bailarinas!
»Las noches de bureo por timbas y tabernas, y por tabucos, bodegones y hostales, a caza de los bienes y a caza de los males: de los magníficos pecados capitales... sin poner mientes en las cosas eternas!
»Fazañas imposibles obré con mis puñales en los juegos de quínola y en los juegos de dados, y en los sañudos desafíos azarosos con turbas de judíos astrosos y con mendigos y frailes y soldados!
»Fazañas imposibles obré con esta daga! Yo fui taimado pícaro: Don Lope de Aguinaga!»