Todas las músicas naufragaron en el piélago: con los dedos unidos se hundieron verticales -buzos maravillosos- y se quedaron adormidas sobre el túrbido seno fluvial: pues ni siquiera en linfas saturadas de sales!
¡en aguas dulces zozobraron mis musicales alborozos!
Danzando venían -tanagras sensüales, lujuriosas mozuelas-, ondulaban los senos gordezuelos, el vientre sobrio, los muslos calipigios.
Todas las músicas naufragaron en el vórtice cuando hacia mí venían -grávidas de prodigios- cuando hacia mí tornaban -pletóricas de vuelos-.
Con los dedos unidos, mis alborozos musicales se hundieron verticales.