Leo Legris es el nombre que porta -para esquivar el irónico gesto- mi extravagancia, que, riendo, soporta la burla, la estultez, y el elogio indigesto.
Mi aburrimiento es largo, pero la vida es corta. Mi vanidad... ¡Mi vanidad no vale el resto...! Y el resto es casi siempre lo que a ninguno importa... Vanidad -para mí- es la toga de asbesto:
pues nunca deja que me quemen las rabias, ni que de necios me atosigue la acerbia, ni que el aplauso me torne menos mío!
Leo Legris que habita las Ilusorias Babias... -Concedido... - y la torre feudal de su soberbia! -Aceptado... y en prueba, mirad cómo sonrío...!