Yo no seré yo, muerte, hasta que tú te unas con mi vida y me completes así todo; hasta que mi mitad de luz se cierre con mi mitad de sombra -y sea yo equilibrio eterno en la mente del mundo: unas veces, mi medio yo, radiante; otras, mi otro medio yo, en olvido-. Yo no seré yo, muerte, hasta que tú, en tu turno, vistas de huesos pálidos mi alma.