Se va la noche, ***** toro -plena carne de luto, de espanto y de misterio-, que ha bramado terrible, inmensamente, al temor sudoroso de todos los caídos; y el día viene, niño fresco, pidiendo confianza, amor y risa, -niño que, allá muy lejos, en los arcanos donde se encuentran los comienzos con los fines, ha jugado un momento, por no sé qué pradera de luz y sombra, con el toro que huía.-