Vamos, callados, por el parque frío, que la niebla hace ignoto, inmenso, estraño. ¡Qué solo todo ¡ay! y nosotros dos!
-Silencio. Ceguedad. Silencio.-
De pronto, el sol difuso -¡oh, dónde estaba el sol!- de un azul instantáneo de ocaso, nos da a todo -¡qué ardiente confusión!- la espectral compañía de la sombra.