¡Qué tristeza este pasar el caudal de cada día (¡vueltas arriba y abajo!), por el puente de la noche (¡vueltas abajo y arriba!), al otro sol! ¡Quién supiera dejar el manto, contento, en las manos del pasado; no mirar más lo que fue; entrar de frente y gustoso, todo desnudo, en la libre alegría del presente!