Este poema tiene un son que no es el suyo. Imaginad que estamos bailando un bolero. Pero la música que suena yo no la oigo: es otro ritmo, otro compás, el que yo llevo. Bailo a destiempo, a contratiempo. Mi pareja se queja porque la estoy pisando. ¿Cómo puedo decirle que escucho una música que ya sonó o no sonó nunca? Nos sentamos. No nos mirabamos. (No nos veríamos). El son de este poema no es el suyo: llevamos músicas distintas. Por eso el baile es imposible y debo desistir.