¡A mí vais a decirme a qué suenan las escolleras pulsadas por las olas; qué es lo que canta el cielo tras su concertación de transparencias; qué aromas llevan las embarcaciones a donde no florece el limonero! ¡A mí vais a decírmelo!
¡A mí vais a decirme que no es la luz que emana de los cuerpos el origen del mediodía! Y aquellos nombres -Carolina, Azucena, Jacinta-, ¡a mí vais a decirme si fueron nombres de mujeres, barcas flores! ¡Como si yo no lo supiera, como si hubiese yo olvidado qué, quiénes fueron esas sombras que daban vida a estos espacios mágicos!