Viene, se sienta entre nosotros, y nadie sabe quién será, ni por qué cuando dice nubes nos llenamos de eternidad.Nos habla con palabras graves y se desprenden al hablar de su cabeza secas hojas que en el viento vienen y van.Jugamos con su barba fría. Nos deja frutos. Torna a andar con pasos lentos y seguros como si no tuviera edad.Él se despide. ¡Adiós! Nosotros sentimos ganas de llorar.