He aquí el reverso del tapiz. La vida tiene el mismo vellón en igual rueca. Esta es la Mancha aquella, vasta y seca, aunque hoy está de flamboyán vestida.
Sangra el ocaso por la misma herida. Quema el cura -el chamán- mi biblioteca. Hoy los gigantes son de piedra olmeca. Ayer, de cal y de viento sin brida.
Ya no cabalgo sino en Clavileño. Rocinante era real, y esto es un sueño soñando en el fanal que el tiempo empaña.
Y aquí estoy, destiempado, en duermevela, soñando con Malinche de canela, mi Dulcinea de la Nueva España.