Como me duermes al niño, enorme cuna del mundo, cuna de noche de agosto! El viento me lo acaricia en las mejillas y lo que canta en los árboles tiene sonsón de nanita para que se duerma pronto. Suaves estrellas le guardan de mucha luz y de mucha tiniebla para los ojos. Y parece que se siente rodar la tierra muy lenta, sin más vaivén que el preciso para que se duerma el niño, hijo mío e hijo suyo.