En el filo del hacha me llevaron un pedazo del mundo. Ciprés: largas sombras azules en un muro encalado, veo. El ruiseñor cimero, cantarín del antojo, oigo. Por su masa secreta, índice vertical del paisaje seguro, sé.
En el filo del hacha me lo llevaron todo. Cierro los ojos ante paredes blancas, se me empapa el silencio de ruiseñor huido, tiemblo, inmóvil, en campiña sin clave.