La tarde me está ofreciendo en la palma de su mano, hecha de enero y de niebla, vagos mundos desmedidos de esos que yo antes soñaba, que hoy ya no quiero. y cerraría los ojos para no verlo. Si no los cierro no es por lo que veo. Por un mundo sospechado concreto y virgen detrás, por lo que no puedo ver llevo los ojos abiertos.