Encaneció las ondas con espuma Argos, primera nave, y sin temellas osó tocar la gavia las estrellas, y hasta el cerco del sol volar sin pluma.
Y aunque Anfitrite airada se consuma, dividen el cristal sus ninfas bellas, y hasta Colcos Jasón pasa por ellas, por más que el viento resistir presuma.
Más era el agua que el dragón y el toro, mas no le estorba que su campo arase la fuerte proa entre una y otra sierra.
Rompióse al fin por dos manzanas de oro, para que el mar cruel no se alabase, que por lo mismo se perdió la tierra.