Señora mía, si de vos ausente en esta vida duro y no me muero, es porque como y duermo, y nada espero, ni pleiteante soy ni pretendiente. Esto se entiende en tanto que accidente no siento de la falta del dinero, que entonces se me acuerda lo que os quiero, y estoy perjudicial y impertinente. Sin ver las armas ni sulcar los mares, mis pensamientos a las musas fío; sus liras son mis cajas militares. Rico en invierno y pobre en el estío, parezco en mi fortuna a Manzanares, que con agua o sin ella siempre es río.