Ahora andará por otras tierras, llevando lejos luces y esperanzas, aventando bandadas de pájaros remotos, y rumores, y voces, y campanas, -ruidoso perro que menea la cola y ladra ante las puertas entornadas.
(Entretanto, la noche, como un gato sigiloso, entró por la ventana, vio unos restos de luz pálida y fría, y se bebió la última taza).
Sí; definitivamente el día se ha ido. Mucho no se llevó (no trajo nada); sólo un poco de tiempo entre los dientes, un menguado rebaño de luces fatigadas. Tampoco lo lloréis. Puntual e inquieto, sin duda alguna, volverá mañana. Ahuyentará a ese gato *****. Ladrará hasta sacarme de la cama.