Cuando el hombre se extinga, cuando la estirpe humana al fin se acabe, todo lo que ha creado comenzará a agitarse, a ser de nuevo, a comportarse libremente -como los niños que se quedan solos en casa cuando sus padres salen por la noche. Héctor conseguirá humillar a Aquiles, Luzbel volverá a ser lo que era antes, fornicará Susana con los viejos, avanzará un gran monte hacia Mahoma. Cuando el hombre se acabe -cualquier día-, un crepitar de polvo y de papeles proclamará al silencio la frágil realidad de sus mentiras.