Cuando tengas dinero regálame un anillo, cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca, cuando no sepas qué hacer vente conmigo -pero luego no digas que no sabes lo que haces. Haces haces de leña en las mañanas y se te vuelven flores en los brazos. Yo te sostengo asida por los pétalos, como te muevas te arrancaré el aroma. Pero ya te lo dije: cuando quieras marcharte esta es la puerta: se llama Ángel y conduce al llanto.