Sí, fue un malentendido. Gritaron: ¡a las urnas! y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego. Era pundonoroso y mató mucho. Con pistolas, con rifles, con decretos.
Cuando envainó la espada dijo, dice: La democracia es lo perfecto. El público aplaudió. Sólo callaron, impasibles, los muertos.
El deseo popular será cumplido. A partir de esta hora soy -silencio- el Jefe, si queréis. Los disconformes que levanten el dedo.
Inmóvil mayoría de cadáveres le dio el mando total del cementerio.