Yo soy la mentira y la muerte (es decir, la verdad última del hombre).
Sé que no hay esperanza, pero te dije: espera, con el único fin de envenenar la vida con la letal ponzoña de los sueños.
No hubo resurrección.
Una gran piedra selló mi tumba, en la que sólo había silencio y sombra. Nada hallaron en ella, salvo sombra y silencio. Yo soy el que no fue ni será nunca:
en la oquedad vacía, la turbia resonancia de tu miedo.