Amada, la noche llega; las ramas que se columpian hablan de las hojas secas y de las flores difuntas. Abre tus labios de ninfa, dime en tu lengua de musa: ¿recuerdas la dulce historia de las pasadas venturas? ¡Yo la recuerdo! La niña de la cabellera bruna está en la cita temblando llena de amor y de angustia. Los efluvios otoñales van en el aura nocturna, que hace estremecerse el nido en que una tórtola arrulla. Entre las ansias ardientes y las caricias profundas, ha sentido el galán celos que el corazón le torturan. Ella llora, él la maldice, pero las bocas se juntan... En tanto los aires vuelan y los aromas ondulan; se inclinan las ramas trémulas y parece que murmuran algo de las hojas secas y de las flores difuntas.