Besando con furia loca la boca de un niño ajeno, miro yo a la virgen cándida y no sé lo que comprendo. ¿Qué es ese brilo en los ojos? ¿Qué es en el rostro ese incendio? ¿Qué es ese temblar de labios? ¿Qué es ese crujir de nervios? Para ser a un niño... a un niño... esos besos... esos besos...