Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora con aquella locura armoniosa de antaño? Ésos no ven la obra profunda de la hora, la labor del minuto y el prodigio del año.Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa, cuando empecé a crecer, un vago y dulce son. Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa: ¡dejad al huracán mover mi corazón!