Tengo de criar un perro, ya que en este mundo estoy. No me importa lo que sea, alano, galgo o bull-dog; lo quiero para tener un tierno y fiel queredor que sonría con el rabo cuando le acaricie yo; para que me ofrezca todo su perruno corazón, y gruña a quien me amanece y se alegre con mi voz; y para si me da el coléra y huyen de mi alrededor, juntos, parientes y amigos, que nos quedamos los dos: yo, cadáver, como huella de una vida que pasó; él lanzado tristemente sus aullidos de dolor.